Anna Paola

Antes, y con "antes" me refiero a hace aproximadamente 8 años, yo era una chicuela confiadota, abierta, sin pelos en la lengua para exponer mi vida privada y mis secretos. Me chocaba todo lo que tuviera que ver con costumbres de Tangamandapio, en el que la gente es bastante hipócrita y no sueltan prenda de absolutamente nada cuando yo, en cambio, no tenía empacho en soltar la buchaca. Ahora pienso que hacen bien....

En septiembre del 2000 entré a trabajar a una maquiladora de Johnson & Johnson que está ubicada en la Ave. de las Torres como asistente de Ingeniería de Mantenimiento y ahí la conocí; ella entró dos meses después que yo. Simpática, fresita, buena onda, altísima y flaquita. Egresada del Tec. de Monterrey campus Chihuahua.

Inmediatamente nos caímos bien a pesar de que ella estaba en las oficinas y yo en el piso de producción, lo cual no fue impedimento para juntarnos en el desayuno y la comida, mandarnos mails o de repente visitarnos en nuestros respectivos lugares de trabajo... todo para fomentar nuestra incipiente amistad. Es más, hasta resultó que era amiguisísima de César desde el ITESM, el galán por el que a los 12 años aventé todo y decidí regresar a Tangamandapio en busca de su amor. Ja!!! Esta niña me caía super y era siempre de Anna Paola para acá, Anna Paola para allá, Anna Paola fíjate que sucede ésto y ésto y ésto y ella lo mismo.

No sé si fui yo o qué cabrones pasó, que de la noche a la mañana ella empezó a retirarse. Ya no me contestaba los mails y casi sentía yo que me tiraba a lucas. Siento que nomás se juntó conmigo por tener compañía y una vez que se acopló con los de su especie, pues me hizo a un lado. A veces pienso que el conocerme tan a profundidad con todas mis fallas y mis metidas de pata la hicieron sentirse más que yo y como que se le estiró la nariz y comenzó a verme hacia abajo. No sé! Una vez quedamos de que ella me llamaba para irnos a almorzar y resulta que después de esperarla como 15 min. decido irme yo solita y mi alma, únicamente para encontrarla ya muy sentada entrándole muy a gusto a la avena rica y deliciosa que hacían ahí, junto con otra bola de snobs en los que ella lentamente se convertía o tal vez siempre fue así pero como cuando entró no conocía nadie... pues. Cuando me vio hizo cara de chin! y leí que sus labios dijeron: "se me olvido Bery". No hice ningún arguende al respecto. Porque en esas épocas así era yo... a pesar de ser toda diversión y dicharachera y alegre y llevarme bien con todo mundo, a la hora de hacer algún reclamo pues no hacía nada y lo dejaba pasar. Claro, no con todo mundo porque pa' los catorrazos sí era muy entrona.

Después ya no empecé a sentirme cómoda con todos ellos a la mesa, me daba miedo opinar, platicar, dar mis impresiones porque era así como en las películas que alguien habla y todos lo voltean a ver y cuando termina todos vuelven a lo que estaban. Qué condescendientes, verdad? Llegó el momento en el que yo era un fantasma ahí que solamente llegaba, se sentaba, comía y se retiraba sin decir palabra alguna, lo cual mermó tremendamente mi confianza al grado que en mi siguiente trabajo mejor opté por mantener el pico cerrado para poco a poco irme convirtiendo en lo que yo siempre más he odiado... una mustia.

A veces pienso que con el paso del tiempo en lugar de estirar el cuello cual jirafa orgullosa, me he ido agachando hasta casi desaparecer como lo hacen las tugas o sease las tortugas. Esta que soy no soy yo y soy lo que ahora soy por culpa de lo que alguna vez fui... así de simple.

Continuará...