Roy, Alma y mi viejolillo con su mano cucha
Smart Country
El sábado pasado llegaron mi amiga Alma y su esposo a visitarnos después de haber pasado casi cuatro meses en Tangamandapio comiendo coricos, chacales, lentejas, torrejas y cuanta cosa deliciosa se prepara en Semana Santa, y lógicamente, como toda la gente que no vive aquí y que solamente sabe lo que las noticias publican, estuvieron preguntándonos acerca de la inseguridad y de todas las cosas que aquí hemos estado viviendo. Yo, ni tarda ni perezosa les dije que sí, que en efecto Juárez había estado algo violentito estos últimos meses pero que no había de qué preocuparse, que las cosas no estaban tan feas como se las imaginaban y que era como el D.F. que escucha uno barbaridades y ya se le afigura a uno que en cuanto se ponga un pie allá nos van a asaltar, secuestrar y cuanta cosa fea se ve en la telera.
Les dije que nosotros vivíamos tranquilos, que afortunadamente y a pesar de todo nunca nos había sucedido alguna mala experiencia y que podíamos andar en la calle con absoluta confianza. Ja!
Pues mejor me hubiera callado mi bocota, que en realidad es boquita porque la tengo bien chiquita ya que en cuanto salimos a darles un tour por la ciudad empezaron las tragedias.
Recorrimos el Camino Real de pe a pa y cuando llegamos a la salida allá por el rumbo del centro, estaban como cincuenta cholos agarrándose a pedradas y claro que nos dio cosita pasar. Ahí nomás había de dos sopas: o pasabábamos a gorro y con las chompetas agachadas o nos esperábamos a que se tranquilizara la trifulca. Escogimos lo primero.
Chingao hombre!!! Hasta parece hecho de adrede porque jamás en los catorce años que tengo viviendo en esta ciudad me había tocado ver una pelea entre cholillos. Nunca!
Luego, al venir circulando por el Blvd. Cuatro Siglos o como se llame, casi nos morimos del susto porque un borrachín venía echo la mocha circulando en sentido contrario más o menos a la altura del parque lineal cuando casi choca de frente con una moto y con otros vehículos más hasta que finalmente se dio cuenta que el que venía mal era él y decidió dar la vuelta en u.
Ah que gentecita!!!
Antier los llevamos a conocer todo el Valle de Juárez, aunque ni conocieron nada porque ya era re tarde y estaba re oscuro. Eso de andarse uno acostando a las cuatro de la mañana para después levantarse a las doce del día pues como que no es bueno cuando uno quiere turistear. Bueno, volviendo al tema de que andabábamos en el valle, nos tocó un retén del ejército y mi amiga casi se murió del susto (de Tangamandapio tenía que ser ja ja); nos bajaron a todos del carro y lo revisaron toditito, no nos quitaron la vista de encima, no contestaron absolutamente ninguna de nuestras preguntas y hasta las bolsas de mano nos revisaron con todo y el estuche de la cámara. Había una fila de carros interminable tanto de ida como de venida, así que mejor optamos por cruzar la frontera por Caseta/Fabens o como se llame y regresarnos por el lado gringo.
Otra noche que veníamos del Café Dalí y entramos al fraccionamiento por ahí de las 12:30 a.m., estaba otro retén de soldaditos de plomo, así que ahí vamos otra vez para abajo para que otra vez revisaran el carro y fue el mismo show de la vez pasada y cuando ya íbamos llegando a la casa nos sorprendió mucho que dos camionetas del ejército nos dieran literalmente el aventón para meterse echos la mocha a nuestra calle como si hubieran visto algo y para nuestra sorpresa al casi llegar a esta su casa había otras dos camionetas más, soldados por todas partes; unos corrían y se apostaban casi a la entrada de la calle y ya se volvían locos revisando una camioneta que estaba justo enseguida de la casa así que nos fue imposible acercarnos y mucho menos entrar. A los pocos minutos ya andaba un soldado metido en la cochera de nuestra casa que también es la de ustedes revisando con una lámpara la camioneta de Alma y Roy y con el cuento de que la traían cargada de cosas pues... Roy le pidió a uno de los soldados que le dijera al que andaba revisando que la camioneta era de ellos y que nosotros vivíamos ahí y hasta nos preguntaron que si conocíamos al mono al que andaban esculcando que por cierto sabrá Dios quién sería pero buen susto se llevó el pobre.
Y así puras de esas! Total de que como siempre el pobre Juárez deja la peor imagen en la gente por más buena promoción que uno le haga. Desde que se fueron ellos ya nuncamente nos hemos vuelto a encontrar a los soldados!! Esto ya parece campaña de desprestigio.
Escuchando:
"Voy a Perder la Cabeza Por Tu Amor" - Enrique Bunbury
"Alicia" - Enrique Bunbury